A partir de la Revolución Industrial las economías occidentales se han desarrollado a partir de una fuerte dependencia del petróleo. Cada crisis política reabre el debate en torno a la necesidad de un modelo energético más responsable con el medio ambiente. La crisis Libia, y la posibilidad de que nuevas insurrecciones populares azoten a grandes exportadores de crudo como Siria, Irán o Arabia Saudí, impone una reflexión al resto de países en torno a la futura viabilidad de una economía basada en el petróleo. Además, los datos son alarmantes si se considera la creciente demanda de petróleo por parte de  países emergentes como China, Brasil o India.

Evolución de la demanda de petróleo, sube en economías emergentes

Según la AIE, las reservas probadas de petróleo son de, aproximádamente, 1,2 billones de barriles y, de mantenerse el ritmo actual, alcanzaría el petróleo hasta 2040. Otros expertos, como el analista Sadad I al-Husseini, tachan a la AIE de demasiado optimista y fijan 2015 como el año en el que se alcanzará el cénit del petróleo. En realidad, no es que el petróleo se acabe, sino que cada vez es más difícil su extracción. Así lo indica la teoría del pico de Hubbert, que explica que la explotación de un yacimiento es rentable hasta que se ha extraído la mitad del crudo alojado en él. A partir de ahí la TRE, Tasa de Retorno Energético, que es el cociente entre la energía extraída y la utilizada para hacerlo, aumenta por la falta de presión, con lo que se acaba inviertiendo más energía en extraer el petróleo que la que luego se obtiene con él.

Teoría del pico o cénit de Hubbert

La necesidad de promover una política energética basada en el ahorro y el reciclado no es solo una necesidad propiciada por una determinada situación económica, también es una condición  medioambiental. El IIED define el desarrollo sustentable como aquél que satisface las necesidades presentes sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades. Teniendo en cuenta que la combustión de petróleo libera a la atmósfera gases de efecto invernadero y es una energía altamente contamiante el abanico de nuevas energías reciclables parece abrirse como la redención a los excesos cometidos hasta ahora.

La energía eólica puede llegar a suponer un respiro para la excesiva factura energética de los países. El problema es que la producción no es constante y depende de subvenciones

 En esta línea, El Gobierno de España ha propuesto la Ley de Ahorro Energético y Uso Eficiente de la Energía, que aboga por el uso de energías renovables y establece una srie de medidas como la revisión de la iluminación en ciudades y edificios públicos o la tan polémica medida de reducir la velocidad a 110 km/h en autopistas y autovías. Algunas organizaciones como CCOO, Ecologistas en Acción, Greenpeace y WWF España valoran positivamente estas medidas pero añaden que «les falta ambición y continuidad» para ser realmente eficaces.

A pesar de esta nueva política el Gobierno ha de ser consciente de la necesidad de promover una verdadera conciencia medioambiental y un compromiso con el uso de energías limpias como la solar, éolica y undomotriz, que podrían suponer un respiro a la excesiva factura energética de los países. El debate sobre la energía nuclear como la más realista sucesora del petróleo se ha recrudecido ante el incidente de Fukushima del pasado 11 de marzo. El pánico se ha apoderado de países con alto porcentaje de reactores nucleares, como Francia (supone el 77% de la energía eléctrica) o Japón, donde el accidente nuclear ha evidenciado la vulnerabilidad de las centrales nucleares ante catástrofes naturales, incluso en un país a la vanguardia tecnológica como Japón.

El modelo económico basado en el petróleo hace tiempo que dejó de ser rentable, ahora les toca a los países salir del atolladero.

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